
Stanley Hall (1904), uno de los primeros psicólogos en abordar el estudio de la adolescencia, caracterizaba esta etapa del ciclo vital como un período de tormenta y estrés. Desde ésta perspectiva, la adolescencia se caracterizaba por los conflictos con los padres, la volatilidad emocional y las conductas de riesgo.
Así, popularmente suele caracterizarse la adolescencia como un período de rebeldía, cambios de humor impredecibles y en los que el afán de experimentación puede llevar a las adolescentes a situaciones peligrosas para su salud y su vida.
Todos hemos sido adolescentes en algún momento de nuestra vida. Y hemos vivido esta etapa, de autoafirmación, con una sana necesidad de separarnos de nuestros padres para saber quiénes somos, con ganas de explorar el mundo, nuestro cuerpo e ir más allá de nuestras posibilidades.
Y es que la adolescencia es un momento en el que se abren muchas preguntas con respecto al futuro próximo, sobre los cambios corporales, la sexualidad, y todo lo que se mueve internamente (emocional, física y mentalmente) durante esta etapa.
Ya durante la preadolescencia (esta maravillosa etapa en la que empezamos a aprender cómo crecer y madurar hacia la vida adulta), aparecen muchos cambios. La forma de juego cambia, aparece más aburrimiento por una necesidad de relacionarse de forma diferente con el propio tiempo libre, necesidad y espacio donde redescubrir nuevas motivaciones e intereses. Y es por eso que el papel de los padres o tutores es muy importante para que se den espacios donde las adolescentes puedan tener la libertad para abrirse cada vez más, cuidando y dando importancia a sus relaciones y aprendiendo a cuidarse a sí mismos, a las personas que les acompañan y al entorno.
Por otra parte, es cuando se empiezan a desplegar todos los cambios hormonales internos y externos de esta etapa, y como padres se hace más que necesario saber cómo acompañar a esta etapa y la sexualidad, de forma natural y sin juicios. Y también poder abordar los riesgos, enfermedades de forma que rompamos tabúes y estereotipos ofreciendo una mirada abierta y sana.
Voy a seguir hablando más sobre este maravilloso ciclo vital próximamente.
Te espero 🙂